jueves, 10 de junio de 2010

Dos enigmas vaticanos: el nuevo Prefecto de Obispos y la cancelada proclamación del Patrono de los sacerdotes

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VATC- Plaza San Pedro - Bernini 1656-67_jpg

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El vaticanista Andrea Tornielli, en su blog Sacri Palazzi, ha publicado hoy dos artículos sobres dos “enigmas” presentes en Roma en estos días. Uno se refiere al posible rechazo, por parte del Cardenal Pell, del cargo de Prefecto de la Congregación para los Obispos, y los eventuales candidatos en el caso de que esta noticia se confirmara. El otro hace referencia a la proclamación de San Juan María Vianney como patrono de todos los sacerdotes que, estando prevista para mañana en la clausura del Año Sacerdotal, parece haber sido cancelada a último momento: si bien hay diferentes versiones sobre la veracidad de esto último, las palabras del Padre Lombardi parecen confirmar este cambio de planes. Ofrecemos nuestra traducción de estos dos breves artículos.

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¿Pell renuncia? El enigma de la sucesión al cardenal Re


La decisión se había tomado desde hace tiempo, si bien él, el cardenal George Pell, arzobispo de Sidney, aunque diciéndose pronto a obedecer al Papa, había manifestado más de una reserva vinculada con su edad y con el pesar por dejar Australia. La Santa Sede ya le había propuesto un apartamento cardenalicio en via Rusticucci, signo inequívoco de la voluntad de llamarlo al Vaticano. Después del último encuentro cara a cara con el Papa, algunas semanas atrás, Pell había tenido también un largo diálogo con el cardenal Giovanni Battista Re.


Ahora, cuando faltan ya pocos días para la fecha en la que se presumía que se haría el nombramiento, todo se ha vuelto a poner en discusión. Tres días atrás, el blog español de Francisco José Fernández de la Cigoña, habitualmente bien informado (fue él quien anticipó la noticia del levantamiento de la excomunión a los obispos lefebvristas), anunció la “mala noticia” de la renuncia de Pell, explicando que los motivos serían de edad y de salud. En las pasadas semanas se habían conocido las protestas de una asociación irlandesa de víctimas de la pedofilia que lo había criticado públicamente por la gestión de algunos casos ocurridos en el pasado en Australia. No es posible saber si también estas polémicas mediáticas han tenido alguna influencia.


Pell, un purpurado franco, ajeno a cualquier “cordata” y muy estimado por Benedicto XVI, ¿no será, entonces, el nuevo Prefecto de los obispos? No está dicha todavía la última palabra y muchos esperan que el Papa lo convenza a aceptar el cargo, anunciando el nombramiento antes del 29 de junio. Mientras tanto, sin embargo, comienzan a circular los nombres de otros posibles candidatos: en el caso de que se mantenga la hipótesis de un purpurado no italiano, se habla del presidente del Pontificio Consejo para los Laicos, el polaco Stanislaw Rylko; o del primado de Canadá, Marc Ouellet. Mientras que “Il Messaggero” de hoy, confirmando la noticia de la renuncia de Pell, da los nombres de tres posibles candidatos italianos: el nuncio apostólico en Italia, Giuseppe Bertello (ya indicado varias veces como posible nuevo Prefecto de los obispos); el arzobispo Paolo Sardi (Pro-patrono de la Orden de Malta, sinceramente poco verosímil dado que ya ha cumplio 75 años); el arzobispo Mauro Piacenza, secretario de la Congregación para el Clero. A estos habría que añadir probablemente también al actual presidente de la CEI, el arzobispo de Génova Angelo Bagnasco.


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La “novela” del patrono cancelado: el cura de Ars


La agencia francesa I-Media ha revelado que Benedicto XVI no proclamará a Juan María Vianney, el santo Cura de Ars, patrono de los sacerdotes de todo el mundo. La proclamación debía realizarse mañana, por medio de la publicación de un Motu proprio papal, al final de la Misa para la conclusión del Año Sacerdotal. La noticia había sido anunciada por la Oficina para las Celebraciones Litúrgicas y publicada en la página 8 del L’Osservatore Romano del 9 de junio: “San Juan María Vianney ha estado en el centro del Año Sacerdotal y en esta ocasión será proclamado por Benedicto XVI patrono de todos los presbíteros”. Por lo tanto, esta proclamación, fruto casi natural de un año de reflexión sobre el sacerdocio ordenado que había visto al Papa presentando como modelo precisamente al Cura de Ars, estaba establecida desde hace tiempo.


Según I-Media, la decisión habría sido tomada in extremis porque el Cura de Ars no es “suficientemente representativo del sacerdocio del siglo XXI, ni suficientemente universal”. Además, no refleja – como, por otro lado, ya se podía argumentar un año atrás – “completamente la figura del sacerdote de hoy, en la época de la comunicación”. Habiendo muerto un siglo y medio atrás, don Vianney no usaba la computadora ni podía navegar en internet. Interpelado por la agencia Asca, el portavoz vaticano, padre Federico Lombardi, dijo: “Aún si en los pasados días se habló del hecho de que el viernes 11 el Papa habría podido proclamar al Cura de Ars patrono de los sacerdotes de todo el mundo, él ya es «patrono de los párrocos»”. Esto no quita la centralidad de su figura, agregó Lombardi, concluyendo que “hay muchas otras figuras que pueden servir de modelo para los sacerdotes del mundo. El mismo Papa, durante el Año Sacerdotal, ha hablado de muchos otros modelos de sacerdote, como recientemente en Turín con ocasión de la ostensión de la Sábana Santa”.


Hay que admitir que el anuncio de la Oficina para las Celebraciones Litúrgicas (hasta el momento, aún presente en el sitio vaticano), publicado en el periódico de la Santa Sede, es algo más que un rumor. Entonces, ¿qué ha sucedido? ¿Por qué el Cura de Ars, ya patrono de todos los sacerdotes franceses desde 1905, proclamado patrono de los párrocos del mundo por Juan XXIII, no se convertirá también en patrono de los sacerdotes de todo el mundo? Del otro lado del Tíber se habla de la protesta de algunos episcopados no europeos, que habrían preferido una figura menos ligada al Viejo Continente. Pero está también quien especula que a la marcha atrás pudo haber contribuido algún retraso “técnico” en las oficinas vaticanas.


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Fuente: Sacri Palazzi


Traducción: La Buhardilla de Jerónimo

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