viernes, 28 de noviembre de 2008

La Palabra de Dios en la Liturgia

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POPE BEATIFICATION

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En lo que parece ser uno de sus últimos actos como Prefecto de la Congregación para el Culto Divino, el Cardenal Arinze presidirá mañana la Jornada anual de estudio organizada por el dicasterio que, en esta ocasión, tratará sobre “La Palabra de Dios en la Liturgia”. Ofrecemos nuestra traducción de una entrevista que el purpurado concedió a Radio Vaticana.

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En línea con el reciente Sínodo de los Obispos, la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos dedica la Jornada anual de estudio que celebra la promulgación de la Sacrosanctum Concilium al tema “La Palabra de Dios en la Liturgia”. El encuentro está previsto para mañana, en Roma, y será abierto por una relación del Cardenal Albert Vanhoye dedicada a la hermenéutica litúrgica de la Palabra. Los Padres sinodales han recordado que la liturgia constituye el lugar privilegiado en el que la Palabra de Dios se expresa plenamente. ¿Pero qué consecuencias prácticas tiene esta afirmación? Lo explica, a Radio Vaticana, el Cardenal Francis Arinze, prefecto de la Congregación para el Culto Divino:


La Palabra de Dios debe ser bien proclamada en la asamblea litúrgica, especialmente en la Misa. Esto quiere decir que quien la lee, la debe preparar bien. Y también el ambón, la acústica, deben estar en buen orden. Quien lee debe hacerlo de tal modo que el pueblo pueda seguirlo. Por lo tanto, no debe leer velozmente, no debe concentrar la atención sobre sí mismo: debemos escuchar, meditar, recibir; y en tercer lugar, debemos ser animados a continuar leyendo los textos sagrados. No sólo escuchar durante la Misa sino también leer estos textos antes y después de la Misa. Quien continúa leyendo la Sagrada Escritura cada día, en espíritu de oración, está en el espíritu de la Liturgia y en el espíritu del Sínodo.

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Eminencia, ¿hay actualmente actitudes a corregir en la relación entre Liturgia y Palabra de Dios?


Es necesario corregir el hecho de que el texto utilizado sean hojas sueltas y no páginas de un libro, que el texto de las Sagradas Escrituras no sea un texto aprobado sino preparado por alguien sólo para una ocasión. Luego, hay que corregir también a algunas personas que acostumbran introducir textos que no son Sagrada Escritura: incluso si son textos de santos no son, sin embargo, textos aprobados para la Santa Misa. En el Breviario está previsto que una segunda lectura pueda ser de un santo o de un escritor eclesiástico pero siempre con la condición de que sea un texto aprobado por el Santo Padre. Esto es importante porque la Liturgia no es oración privada sino que es oración en nombre de toda la Iglesia.

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Los Padres sinodales han manifestado el deseo de un directorio sobre la homilía, ¿por qué, según usted?


Los obispos que han participado en el Sínodo consideran muy importante la homilía porque están preocupados por el hecho de que, quizás, la calidad de las homilías en la Iglesia no es tan elevada como se desearía. De hecho, también el Sínodo sobre la Eucaristía de tres años atrás había pedido un compendio de homilías temáticas de modo que – en un ciclo de tres años – ninguna gran parte de la verdad católica sea omitida. En la práctica, se trata de las cuatro partes del Catecismo de la Iglesia Católica y esto porque algunos predicadores tienen la tendencia de no tocar algunos temas: o porque son delicados, o difíciles, o porque algunos no quieren hablar de ciertos argumentos… El Evangelio debe ser predicado sin reducciones: ésta es una de las preocupaciones. Algunos participantes en el Sínodo han pedido también indicaciones precisas a los predicadores para la calidad de una homilía ideal: esto, en realidad, debería ser un trabajo a realizar en los Seminarios mayores y en los institutos litúrgicos. Pero el hecho de que los obispos hayan sugerido esto al Sínodo quiere decir que toman en serio este argumento. Y esto es muy importante para la Iglesia.

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Fuente: Radio Vaticana


Traducción: La Buhardilla de Jerónimo

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